Probablemente en verano, con los niños todo el día en casa, algunas veces te han dado ganas de recurrir a los premios y castigos, y muy probablemente a la silla de pensar para que tus peques te hicieran caso.
Si no lo has hecho, te felicito.
Y si piensas que es imposible educar sin premios y castigos y sin la silla de pensar , te cuento que
Sí SE PUEDE.
No es fácil pero no sólo se puede, sino que es muchísimo mejor para ellos, porque:
dejan de supeditar sus actos
a lo que una persona les impone desde fuera,
y aprenden el por qué de las cosas.
¿Y pensarás? ¿y para que quiero yo eso? Muy sencillo, imaginate que lo castigas o premias ( son muy parecidos) porque no se quiere lavar los dientes, o porque no recoge sus juguetes… Realmente el aprenderá a acatar ordenes siempre que haya otra persona que se las imponga, pero no aprenderá que si no se lava los dientes se le podrán picar o que si no recoge los juguetes, estos al final se pierden y estropean.
Además estará acostumbrado a acatar ordenes sin saber muy bien el por qué de las mismas, y lo tendrá tan interiorizado que cuando no seas tú quien se las dé, obedecerá a un tercero que no sabemos que intenciones tendrá.
Desde Renovatio: Educación y Emoción estamos preparando una formación donde se tratarán muchos temas interesantes para ayudarte a conseguir la educación que quieres.
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Espero que te guste 😉
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